Érase una vez la historia de dos que se querían tanto, tanto, tantísimo, que no podían estar ni un minuto el uno sin el otro. Iban juntos a todos lados y no podían separarse ni siquiera para ir al baño.
Ellos creían que era absolutamente encantador ver cómo su amorcito se lavaba los dientes, se cortaba las uñas de los pies o se pasaba la piedra pómez. Además, tenían el mismo buen gusto que la Cicciolina. Por eso, cuando lo vieron, no pudieron resistirse:

Bathroom Sweet

El diseño es obra de la gente de FAT (Fashion Architecture Taste).