«Desde principios del siglo XX hasta los años ’70, al menos 100.000 niños aborígenes australianos fueron separados a la fuerza de sus familias y puestos bajo la tutela del gobierno, órdenes religiosas y familias blancas.
La idea era que se asimilaran en la sociedad blanca australiana.
Colectivamente se les empezó a llamar la generación robada».

Hoy el Tribunal Supremo de Australia marcó un hito en la historia de ese país al conceder la primera compensación económica a una víctima de esta espeluznante -y lamentablemente más común de lo que creemos- práctica.
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