Cuando un latinoamericano llega a España para quedarse sabe que se enfrenta a muchos inconvenientes, pruebas y cambios relacionados con su condición de inmigrante. Pero también tiene la certeza de que junto con su equipaje trae una ventaja incuestionable con respecto a otros recién llegados del resto del mundo: el idioma. El hecho de compartir el castellano es uno de los factores (los otros son la similitud cultural y los lazos familiares) que en la mayoría de los casos determinan que el destino final del viaje migratorio sea la «madre patria» y no otro país, tal vez incluso más conveniente desde el punto de vista económico o laboral.
Ciertamente tener el mismo idioma allana mucho el camino. No hay más que ver la cara de concentración de los inmigrantes chinos durante los primeros días de su tienda «Todo a cien» (en Argentina «Todo por dos pesos») o el silencio forzoso -que muchos toman por hosquedad cuando no es más que imposibilidad de comunicarse- de los trabajadores llegados de Europa del Este, por citar sólo dos situaciones.
Pero el idioma también nos depara sorpresas. Aunque es el mismo, las diferencias entre el castellano que se habla por ejemplo en Argentina y el que se habla en España son tremendas. Más allá del voseo y el tuteo, son tantas las cosas que se denominan en forma diferente allá y aquí (canilla/grifo, vereda/acera, auto/coche, estacionar/aparcar, chauchas/judías, choclo/maíz, heladera/nevera, calambres/agujetas, ojotas/chanclas, pollera/falda, cuadra/calle, lavarropas/lavadora, valija/maleta, etc.) y tan distinta la utilización de los verbos (siempre digo, para sorpresa de mis compatriotas, que «en España todo se coge») que los primeros días de un argentino en suelo español también están plagados de malentendidos, frustración y veloz aprendizaje de los términos adecuados.
Mientras que el acento suele mantenerse como una marca de agua que nos distingue no importa cuántos años hayan pasado, a los pocos meses uno se acostumbra a hablar en argentino en Argentina, o con amigos argentinos, y en español el resto del tiempo. Se cambia «el chip» en forma automática y sin mayores inconvenientes; está claro que lo importante es comunicarse y entenderse, se viva donde se viva.
Sin embargo, hay unas pocos giros y palabras españolas que siguen disparándonos dardos envenenados de risa e incomodidad a los argentinos. Entre estas últimas ocupa el primer lugar el verbo ya nombrado anteriormente, coger, que en España se usa para todo y en Argentina todos usan pero pocos se atreven a decir. Otros vocablos que figuran en el top de esta particular lista son:
Una empresa de camiones.
Todo un grupo de empresas navieras.
Una peluquería madrileña (y seguramente también su dueña).
naaah mortal!
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increibleeeee!!!, comparto mi parte: estuve viviendo un par de años en madrid. Allí conocí a una amiga española que tenía a su novio llamado…pongamosle…Juancito…un día nos encontramos los tres y ella, en un momento de puro cariño, dijo «boludito cuanto te quiero!»…yo quedé «a cuadros» «flipé», su definición de boludito era como de nuestro «gordito», «negrito», o alguno de esos diminutivos «boludos» (valga la redundancia) que solemos usar las chicas 🙂
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juaaaaaa q genial, realmente me maté de risa, soy argentina…viva el grupo boluda
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jajajajajaja!!!! me he reido mucho con tu texto…. es cierto eso de coger…. Pero el mejor es un pueblo del interior de Catalunya que se llama (con perdón) Berga (con B)….
Impresionante para los argentinos…
Nos leemos!!!!
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Me encanta todo lo que tiene que ver con los idiomas, sobre todo los regionalismos que distinguen el uso de una misma lengua, en este caso el español/castellano.
Las fotos de tu post dan mucha impresión, Laura. No sé porqué, sobre todo me impresiona ver tamaña embarcación con la inscripción «Grupo Boluda».
Un saludo.
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jaaaaaaaaa! yo tengo un par de esas, uno de estos dias las pongo en segun patala, me tomo este post como meme!
Mi suegro, español, en su primer viaje a Argentina : vio a mi perro y le grito «ven que te cojo, ven que te cojo!» carcajada general! (porque aunque los argentinos sepamos que en españa lo dicen asi, nos tomo por sorpresa total!)
La primera vez que fui a una verduleria en españa me senti que hablaba en otro idoma. Queria comprar frutillas, duraznos, papas, alcahusiles (che, como se escribe?), no me acuerdo que mas, todo se decia distinto, hubiera preferido estar en Inglaterra!
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Jaja… a mi me encantan esas diferencias en el idioma. Acá (en EEUU) además se mezclan con el inglés y quedan unas ensaladas divertidísimas.
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Es verdad, causa gracia ver el juego que pueden dar las palabras. Este post y la repercusión que ha tenido me dieron una idea en la que estuve trabajando este fin de semana. Pronto les contaré…
Saludos!
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Si en España se vive «cogiendo», en Argentina, vivimos «jodiendo», lo cual también genera mucha gracia entre los españoles…que también lo hacen (?), pero que no lo dicen…jeje.
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Divertido el tema, no? Como verán, a mí me sirvió para reflotar una vieja idea que se concretó en un nuevo blog (No hablamos igual). Gracias a todos/as por compartir anécdotas y palabras.
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Genial lo que decís, me hiciste revivir cosas muy graciosas…
Yo estoy trabajando en publicidad, y a las pocas semanas de estar acá en Madrid, me pasaron dos cosas un poco fuertitas:
1- una agencia tenía que enviarme unas fotos para una campaña y me llamaron para decirme que iban a demorarse porque no tenían mensajero.
Yo les pregunté dónde estaban y la chica con quien hablaba me dice que a escasos 500 metros de donde estaba yo. Acto seguido -venía hablando con ella maravillosamente bien- de digo «En serio, no te preocupes, ME CORRO hasta donde vos estás y ya, no tengo ningún problema».
A partir de allí, su tono amable mutó hacia uno más seco… {aclaración para argentinos de Argentina: CORRERSE -así, reflexivo- en España significa EYACULAR, ACABAR}
2- En esa misma agencia, viendo unas fotografías para una campaña, me muestran a unos muchachos en una playa, con la ropa mojada, recogiendo unas redes de pesca.
Me preguntan: «¿te parece que están en la misma frecuencia que el resto de la comunicación?»
Yo las veo, elijo una (se veía a un tipo muy bien formado, todo mojado, con la ropa pegada al cuerpo) y digo: «Creo que este está totalmente EMPALMADO con el resto de lo que venimos haciendo»
Naturalmente, nuevo momento de tensión.
{aclaración para argentinos de Argentina: ESTAR EMPALMADO en España significa EXPERIMENTAR UNA ERECCIÓN}
…por algún motivo que se me escapa no perdí mi trabajo ni -creo- fui visto después de esto como un obseso sexual…
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La peluquera podría tener un poquito mas de tacto a la hora de ponerle el nombre a su empresa…
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me canto de la risa de los argentinos como trata los amigos
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qué risa
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