Pintura de John FletcherLa National Portrait Gallery de Londres pide ayuda a sus visitantes, conciudadanos y admiradores para poder adquirir el único retrato pintado en vida de John Fletcher (1579-1625), uno de los más prolíficos y reconocidos dramaturgos británicos. La institución fundada en 1856 debe recaudar 50.000 libras para llegar a las 218.000 que necesita para comprar la pintura, de 1620 y autor desconocido, antes del 20 de enero.
De concretarse, esta adquisición supondría para la galería un importante crecimiento de su colección dedicada a escritores de los períodos isabelino y jacobino, que está integrada por retratos de Ben Jonson, William Shakespeare y John Donne, entre otros.
Además de decenas de piezas propias y de otras colaboraciones (especialmente con Francis Beaumont), Fletcher escribió tres obras junto al autor del drama de Verona: Cardenio (que se ha perdido), Enrique VIII y Los dos nobles caballeros.
Ambos formaron parte de la compañía de teatro King’s Men (antes conocida como Chamberlain’s men) y, aunque para la posteridad sólo haya sobrevivido la fama de Shakespeare, en su época los dos dramaturgos fueron igualmente exitosos y populares. Prueba de ello es que en la codiciada pintura aparece con imagen de hombre próspero y bien vestido, munido de papel y pluma como indicativo de su oficio.
Salvo que murió de peste, poco se conoce sobre la vida privada de Fletcher, lo cual lo acerca aún más si cabe a su amigo Shakespeare, cuya biografía personal sigue rodeada de un halo de misterio que la galería londinense se ha dedicado a investigar y exponer en reiteradas ocasiones.
La National Portrait Gallery de Londres acoge más de diez mil retratos de grandes personalidades de la historia y el arte en su colección principal, que se suma a un archivo de ochenta mil dibujos, bocetos y láminas y a una colección de 220.000 fotografías y negativos.
El espíritu que movió a sus fundadores fue el de rendir homenaje a los hombres y mujeres que habían hecho una contribución fundamental al país, por lo que en principio sólo se adquirían obras de británicos que hubiera muerto como mínimo una década antes. Con el paso del tiempo, las rígidas normas de la institución fueron ampliándose para dar cabida también a retratos de personas vivas o procedentes de otros países y, años más tarde, a fotografías, que hoy constituyen uno de los principales atractivos de la galería para el millón y medio de personas de todo el mundo que la visitan cada año.