A la salida de mi clase de yoga, camino del metro, aproveché para entrar a un salón de té muy chic y very british que tenía en mente como oficina al paso para trabajar algunas tardes en mis reportajes y otros escritos. Había una dependienta tras la caja, en la mini-tienda que sirve de antesala a la zona de mesas. Esperé a que le cobrara un tarro de mermelada y unas galletas de jengibre a una clienta y después le pedí una tarjeta del lugar(tengo afán por juntarlas, aunque sólo conservo las de los lugares donde quiero repetir y puedo recomendar) y le pregunté si ofrecían lo que andaba buscando:
Yo -¿Tenéis wi-fi?
Ella – ¿Cómo?…¿Wi…whisky?
Yo – Wi-fi. Internet para los clientes.
Ella -(Con la mejor cara de desconcierto que vi en los últimos meses) Esto…¡es un salón de té!
No respondió a mi saludo de despedida.
ja ja ja suele pasar!.
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Bueno, vos también pedís cada cosa!!!! Seguro que en el mismo momento que vos escribías el post, «ella» le contaba a alguna amiga la historia de «la marciana».
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Juarjuarjuar. Sin palabras me he quedado; como la dependienta.
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Jajaja!!!! Claro, scones deberías haber pedido… vos también!
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jajaaa… la próxima probá con «internet» o mejor «interné».
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Wuaw!! Me da gracia, y -sinceramente- un poquitín de alivio. Los veo -a los españoles- tan evolucionados en el tema 2.0 q algún desorientado nunca viene mal (para confirmar la regla, al menos). Saludos
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Por eso el título, amigos/as!
Aunque en Madrid cada vez hay más bares y cafeterías que ofrecen wi-fi para sus clientes, la mayoría pertenecen a grandes cadenas como Starbucks o Faborit o están ubicados en el barrio de Chueca, donde definitivamente sigue estando la ‘avant-garde’ en cuanto a tendencias.
Saludos!
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