La señorita JuliaEl viernes asistí al preestreno de «La señorita Julia» en el teatro Fernán Gómez (ex Centro Cultural de la Villa), de Madrid, dirigida por Miguel Narros y protagonizada por María Adánez, Raúl Prieto y Chusa Barbero. Esta obra, la más conocida de August Strindberg (1849-1912) y una de las más  representativas del teatro sueco, propone un angustioso y algo sádico enfrentamiento entre sexos, entre clases y también, vista ahora, entre épocas.
Julia es una joven de clase alta, hija de un conde, pero criada como un varón por su madre feminista. Se percibe cumpliendo un rol de niña bien para el que no está preparada ni tiene las suficientes fuerzas para rechazar y poder así buscar su propio destino. Se refugia en el juego y jugando en la Noche de San Juan -no puede haber mejor momento que el solsticio de verano, donde «el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha»- enreda en sus tretas a un criado con aires y sueños de grandeza, Juan. El choque entre ellos, entre sus visiones del mundo, de la vida y especialmente del otro, sumado al punto de vista conservador y religioso aportado por la espléndida criada interpretada por Barbero, es el eje central de esta pieza de alta tensión psicológica.
Los tres actores cumplen su trabajo con oficio, pasión y vigor, cualidades sin duda necesarias para interpretar personajes de esta complejidad y desesperación, con un texto que no decae ni uno sólo de los 115 minutos sin interrupción que dura. El montaje de Narros -con una especie de prólogo explicativo ofrecido por los tres protagonistas antes de meterse cada uno en su respectivo papel- es también enérgico y acertado, lo cual sumado a una escenografía cuidada hacen de la obra una interesante opción. Eso siempre que a uno le seduzca la reflexión sobre odios ya caducados, pues a mi juicio el único punto que desluce el gran trabajo de todo el equipo técnico y artístico es la pérdida de vigencia de determinados conflictos (de género y de clase) que en el texto de Strindberg aparecen ocupando un lugar preferencial. Un lugar que este mundo, ahora y tras tantas luchas, nos permite no encontrar ya tan rígido ni considerar cuestión de vida o muerte. 

Notas al margen:

1- Asistí al preestreno en Madrid (la obra llega a la capital tras una gira por España) invitada por el área de Promoción del teatro, que a tono con los nuevos medios de difusión que han surgido últimamente destina alguna de las habituales invitaciones a bloggers aficionados al género.

2- Me encantó la sala Girau donde se presenta la obra. Es amplia, está dispuesta a modo de anfiteatro griego y tiene maravillosas butacas amplias y mullidas.

3- La obra contiene algunas escenas de sexo y violencia que la hacen no apta para menores (detrás de mí había dos niñas pequeñas junto a sus padres y varios nos sentimos incómodos).

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Horarios, precio y fichas artística y técnica de «La señorita Julia»