Foto del blog Save the PolaroidYa tenemos una cosa más para sumar a nuestra lista de flamantes artículos de colección (cosas que usábamos hasta muy poco y que la tecnología ha arrastrado prematuramente hacia las tiendas de antigüedades): las Polaroid. El año comenzó con el triste anuncio de que dejarán de fabricar la película que utilizan esas pequeñas cámaras instantáneas con olor a naftalina y cincuenta años de historia. Los artistas que aún las utilizan (las que quedan por el mundo, porque el aparato en sí tampoco se fabrica más) alaban su capacidad para arrojar tonos únicos, pieles de satén y contornos de siesta. El resto de usuarios, tanto médicos como arquitectos, diseñadores, vestuaristas y decoradores, además de simples aficionados,  destacan su tremenda practicidad y versatilidad.
A mí lo que más me gusta es el proceso: ver cómo las imágenes van emergiendo a la superficie al igual que lo hacen los ahogados desde el fondo misterioso y anónimo del mar. También recordar que quienes las manipulaban -no sé si los fanáticos de hoy siguen el mismo ritual- solían agitar y soplar los cartones plastificados como si así pudieran acelerar la alquimia, o como si entre sus manos tuvieran un pajarillo moribundo que necesiba de sus ánimos para volver a aletear.
Tal es la desolación entre quienes atrapan «momentos Polaroid» que un grupo de ellos ha creado una plataforma virtual para expresar su rechazo a la medida: el blog Save the Polaroid. Allí se pide que los lectores sacrifiquen una de sus últimas fotografías (se calcula que las existencias se agotarán en 2009) para retratar lo que significa para ellos esta herramienta -para muchos un género fotográfico en sí mismo- y luego la envíen en formato digital a la bitácora y en el original a las oficinas de la compañía. También están en Flickr, junto a otros muchos que se movilizan desde allí a favor de las Polaroid. La empresa insiste en dejar abierta una puerta a la esperanza diciendo que es posible que vendan la licencia a otra firma, mientras se recuerda por lo bajo que Fuji tiene productos compatibles con algunos modelos de la cámara. Los casi veinte mil firmantes de una de las peticiones que circulan por internet afirman que «ya nada será igual».